El Diccionario de la música española e hispanoamericana, que se concluyó de editar a fines de 2002, es un trabajo monumental en 10 tomos, imprescindible para cualquier estudio que se desee emprender sobre la música en España y en los países de Hispanoamérica. El mencionado Diccionario es una obra de carácter general, es decir, de personas y materias, que contempla todos los tipos de música, tanto de tradición escrita como aquellas músicas de tradición oral. En sus páginas también se puede encontrar información sobre la danza en España e Hispanoamérica, en sus distintas formas de expresión, desde la danza escénica hasta las danzas populares y aborígenes.

La obra se inició en 1988, en el Departamento de Musicología de la Universidad de Oviedo. Fue definitivamente aprobado por el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM), del Ministerio de Educación y Cultura de España, y de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) españoles, en cuyo edificio madrileño se instalaron las oficinas centrales del Diccionario. En 1989 se realizó una reunión en Caracas, donde, por primera vez, se congregaron todos los directores del Diccionario, asistiendo a dicha reunión en representación de Chile el musicólogo, Profesor Titular de la Universidad de Chile y director de la Revista Musical Chilena, Dr. Luis Merino. Allí se definió el carácter de la obra, sus objetivos y el calendario de elaboración. Entre las instituciones hispanoamericanas que acogieron el proyecto como propio y contribuyeron a su desarrollo se deben mencionar las siguientes: Instituto Nacional de Musicología Carlos Vega (Argentina), Centro Portales de Cochabamba (Bolivia), Instituto Colombiano de Cultura (Colombia), Centro de Investigación y Desarrollo de la Música Cubana (Cuba), Universidad Nacional Autónoma de México (México) y, de nuestro país, la Sección de Musicología de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile. El proceso de redacción de entradas o voces se concluyó en 1995 y la preparación de la edición comenzó en 1997 bajo la responsabilidad del Instituto Complutense de Ciencias Musicales (ICCMU) de Madrid. El 17 de febrero de 2000, en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid, se presentó el Diccionario de la música española e hispanoamericana, coronándose así más de diez años de trabajo. La ceremonia de presentación de esta obra fue presidida por S.A.R. la infanta doña Cristina de Borbón, Duquesa de Palma de Mallorca.

El Diccionario ha sido dirigido y coordinado por el Dr. Emilio Casares Rodicio, catedrático de Musicología de la Universidad Complutense de Madrid, y colaboraron con él el catedrático de Musicología del Conservatorio de Madrid, Ismael Fernández de la Cuesta, y el catedrático de Musicología de la Universidad de Santiago de Compostela, Dr. José López-Calo, actuando como secretaria técnica María Luz González Peña, directora del archivo de la SGAE. Cada país de Hispanoamérica ha tenido su propio director, y cada uno de ellos ha sido el responsable del contenido de las entradas sobre su país que aparecen en la obra, de la elección de los colaboradores, así como del número de voces, su extensión y versión preliminar. Fueron nombrados para esa función: Irma Ruiz (Argentina), Walter Sánchez (Bolivia), Luis Merino y Fernando García (Chile), Benjamín Yépez (Colombia), Jorge Luis Acevedo (Costa Rica), Victoria Eli (Cuba), Gerardo Guevara y Mario Godoy Aguirre (Ecuador), Concepción de Guevara (El Salvador), Dieter Lehnhoff y Alfred E. Lemmon (Guatemala), Alfred E. Lemmon (Honduras), Jorge Velazco (México), Leslie R. George (Panamá), Luis Szarán (Paraguay), Juan Carlos Estenssoro (Perú), Donald Thompson (Puerto Rico), Margarita Luna (República Dominicana), Walter Guido y Hugo López Chirico (Uruguay) y José Peñín (Venezuela).

La amplia colaboración internacional generada en torno al Diccionario de la música española e hispanoamericana, permitió que en éste participaran más de 600 especialistas de diferentes latitudes, lo que redundó en la inclusión de unas 24.000 entradas, de las cuales aproximadamente el 80% contienen material nuevo que no aparece en otros diccionarios, entradas que se encuentran contenidas en las más de 10.000 páginas de los 10 tomos que constituyen la obra. A través del Diccionario, la musicología americana ha dado un paso importante y al decir del impulsor principal y director de la magna obra, Dr. Emilio Casares, los musicólogos hispanoamericanos 'han puesto de manifiesto su preparación, y han hecho posible el hallazgo, la catalogación y el análisis de documentos y expresiones de la cultura musical, hasta ahora poco estudiada y en no pocos casos desconocida. En este sentido, el Diccionario, además de sintetizar lo conocido hasta el presente, ofrece nuevos campos de investigación y presenta nuevas generaciones de musicólogos a la comunidad internacional'.

En el caso específico de nuestro país, el trabajo iniciado por el Dr. Luis Merino desde la Sección de Musicología de la Universidad de Chile, luego de la reunión realizada en Caracas en 1989, ha sido extraordinariamente valioso. Una vez establecida una primera lista de entradas o voces que se incorporarían al Diccionario, la Sección de Musicología de la Facultad de Artes convocó a especialistas de la Universidad de Chile y de otras instituciones, de todas las áreas que abarcaba la obra, y, finalmente, se incorporaron a la tarea más de 50 colaboradores de Santiago, de regiones e, incluso, del extranjero. Éstos revisaron críticamente todas las fuentes bibliográficas posibles y en muchos casos debieron iniciar investigaciones de tópicos que nunca antes habían sido estudiados o habían sido analizados muy superficialmente. El trabajo en el Diccionario no sólo sirvió para descubrir numerosos aspectos de la vida musical de nuestro país que se encontraban ocultos y profundizar otros que ya se conocían, sino, también, permitió desarrollar los nexos entre todos aquellos compatriotas que se preocupan por investigar la realidad musical chilena.

Es también interesante señalar que el equipo que reunió el Prof. Casares Rodicio en Madrid para editar el Diccionario de la música española e hispanoamericana, fue fortalecido con dos latinoamericanos que han actuado adjuntos a la dirección: la musicóloga y profesora Victoria Eli, directora del Diccionario en Cuba, y el antropólogo y etnomusicólogo Benjamín Yépez, director del mismo en Colombia. Ahora se estudia el camino que permita que próximas ediciones de la importante obra, incorporen la cultura musical de Brasil y Portugal, dándole así a la tarea una dimensión iberoamericana.

__________ Véase Fodor, J. Cencepts. where cognitive science went wrong, Oxford, Clarendon Press, 1998: 151-153.,